lunes, 8 de junio de 2015

Cadena de valor: Plusvalía

La semana pasada se me ocurrió pensar: ¿qué agrega a un producto el comercializador? ¿qué le da de "extra"?. La respuesta es simple: NADA. El vendedor de un bien lo único que hace es colocarlo, de cierta manera, a disposición del público minorista. Es, eminentemente, una tarea de reventa.

Ahora bien, sabiendo la respuesta a esa pregunta: ¿por qué el comerciante saca márgenes de ganancia tan exageradamente altos? ¿cómo puede ser que una persona que lo único que hace es comprar el producto en un lugar para venderlo en otro y a otro público gane, sobre el mismo, un 50% por no decir más?

Francamente siento como que la labor de ese comerciante es una estafa, abiertamente. Si uno analiza la cadena de producción de un bien, fácilmente puede discernir la plusvalía generada por cada interviniente en la misma, ya que cada paso le agrega algún tipo de valor al producto. Pero el comerciante no le agrega nada, es un mero revendedor. ¿Es justo que gane tanto?

La respuesta al interrogante recién planteado es peligrosa, porque es difícil hacer un juicio de valor acerca de la justicia o injusticia de una ganancia. Imaginemos al comerciante que está leyendo estas líneas, seguramente me quiera putear de arriba a abajo, pero me voy a tomar el trabajo de justificar porque pienso que ello no es justo.

Un producto nace con las materias primas que lo forman. Tomemos un ejemplo para graficar mejor lo que quiero explicar: un kilo de harina. Todo comienza con la siembra y cosecha del grano de trigo, lo que hace el dueño del campo. Aquí se emplea a trabajadores agropecuarios que harán las labores. Luego la espiga se le venderá a aquel que tenga las maquinarias para refinarla y procesarla (si es que no las tiene ya el dueño del campo). Esa harina ya procesada será empaquetada, posiblemente por un tercer sujeto, el cual luego de concluido el proceso la distribuirá entre hipermercados mayoristas para que desde allí la adquiera el comerciante y la ponga a disposición del público minorista. En el transcurso de todos esos procesos participan los transportistas, que mueven la materia prima y los productos de un lugar al otro.

Entonces, planteado el caso en particular, veamos. El dueño del campo gana por la venta del grano, con la cual pagará los sueldos de sus empleados y el procedimiento de siembra y cosecha. El fabricante pagará ese precio de los granos y le agregará un extra a ese precio cuando venda la harina ya refinada. Supongamos que pagó $1 el kilo de granos de trigo y que luego venda la harina ya refinada a $1,50 por el mismo peso. Posteriormente el empaquetador la pagará ese precio y la venderá a $2 en el ejemplo. Los transportistas ganarán un canon por los transportes, que obviamente afectan el valor del producto, el cual se va incrementando a medida que avanza la cadena de producción y distribución. Por último, los mayoristas pagarán $2 el kilo de la harina para ponerlo a disposición del comerciante a $3,50.

Como puede verse, y aún entendiendo que los valores indicados son meramente a título de ejemplo, cada sujeto que interviene en esa cadena de producción le va agregando un valor agregado el producto, ya que sin su intervención sería imposible lograr la existencia de este último. Pero, ¿qué valor le agregará el comerciante? Ya dijimos que la respuesta obvia es nada. Reformulemos la pregunta: ¿es lógico que el comerciante gane lo que gana por revender el producto?. Para no ser repetitivos volvamos a reformularla: ¿no sería más lógico que el producto estuviese disponible al menor precio posible para que la sociedad en su conjunto se beneficiase?.

El comerciante, al fin y al cabo, es una persona más de la sociedad y ofrece un servicio legal y válido, pero sinceramente le pone una traba a la economía, porque encarece un producto sin agregarle valor, es directamente una especie de "robo de valor". Me parece, humildemente, que sería más provechoso para el comerciante y para la sociedad en general que este tuviese alguna actividad que produjese un beneficio a esta última, o al menos que no se pasase de vivo al asignar los precios a los productos. A mi me da asco ver como un producto tiene un precio en un lugar y como cambia radicalmente yendo a otro local que está tal vez a 500 metros de distancia. Si, obvio que la ubicación y el éxito de un local comercial (la marca, el nombre, etc) hacen la diferencia y que eso se paga, pero me repugna que al menos los alimentos sean parte de este juego macabro, porque el alimento no es un bien suntuoso, es algo que sirve para subsistir, y no puede ser que una persona saque ganancias descomunales por simplemente revenderlos sin agregarles algún tipo de valor.

Se muy bien que es una columna sumamente antipática, pero no quería perderme la oportunidad de expresarme respecto de este tema, porque además es muy útil para graficar lo que pienso de la economía en general.

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